Monasterio de la Inmaculada
y de Santa Beatriz
Monjas Concepcionistas O.I.C.
Calle Virgen 66
13600 Alcázar de San Juan
(Ciudad Real)
España
Telf.:
926 540 009
Llamadas de 9 a 13 h.
Horarios de celebraciones
en el Monasterio
SANTA MISA
Invierno :
De Lunes a Viernes
A las 9:00 h.
Sábados, Domingos y festivos
A las 18:00 h.
Verano :
Todos los días a las 19:00 h.
Oración Litúrgica
¡Qué hermosos son los pies de la Monja que se apresura a ir a la oración!,
decimos parafraseando a Isaías, a fin de impulsar la evangelización de los que
trabajan en la viña del Señor, para que su trabajo no sea en vano.
Pues es Dios quien da el incremento a la tarea apostólica del evangelizador.
La oración es la fuerza de la evangelización. Aquí radica la misteriosa
fecundidad de la vida contemplativa.
Desde esta oración nocturna, que es considerada la más ascética, es desde donde
la Monja es conducida hacia la vida mística, hacia el nivel existencial de un
contacto con Dios que está más allá de nuestra imaginación y de nuestros conceptos.
Un contacto que no puede comprenderse más que por los que lo experimentan.
Mientras que el hombre duerme, el amor y la oración de la Monja, vela por ellos,
rodeando todo el orbe de la tierra.
Oración: momento de intimidad con el Dios amado, en el que la Monja se estrecha
con el que la “eligió” y bebe su amor y su celo redentor, que sostiene su
vida en bien de la Iglesia.
Son siete la oración de alabanza que ofrece la Monja al Padre a lo largo
del día y de la noche, unida a Cristo que ora y alaba al Padre, por su Iglesia.
Nada más dichoso es para la Monja que imitar en la tierra los coros angélicos
del cielo y cantar junto con ellos himnos al Creador de todas las cosas y
al Redentor del universo.
Para que la función sagrada de la liturgia se celebre con las disposiciones
que ella requiere y sea grata al Padre, la monja concepcionista piense que
no sólo basta el esfuerzo que ha de poner en celebrarla con el mayor esplendor posible,
sino que, ante todo, ha de ser para ella como concepcionista, un momento de gracia
en el encuentro personal con Cristo, pues a Él le presta su voz para
alabar al Padre y, mediante su voz, Cristo se convierte en el centro de su
vida tanto en la liturgia de alabanza, de acción de gracias, de súplica y de
intercesión en favor de todo el cuerpo de la Iglesia, como del sacrificio de
alabanza que le tributa su corazón a lo largo del día.
Para formar nuestra conciencia litúrgica tenemos en cuenta los siguientes pasos:
1. Toma de conciencia de la sublimidad de nuestra vocación.
2. Toma de conciencia de que con la liturgia ofrecemos al padre en nombre de la Iglesia la máxima glorificación que el Padre puede recibir en esta tierra.
3. Que hemos de poner a contribución en su celebración el mayor esfuerzo posible de modo que sea una liturgia digna de Dios.
4. Que hemos de considerarla como encuentro de gracia con Cristo Esposo.
5. Que hemos de celebrarla a sus horas correspondientes.
6. Que hemos de hacer de la propia vida un culto a Dios y del culto un compromiso de vida.
Que la Santísima Virgen nuestra Madre Inmaculada, nos ayude a vivir este
encuentro de gracia que es la liturgia de las Horas, la liturgia de alabanza
Eucarística, la liturgia de Sacramentos. Que la vivamos intensamente,
que seamos de verdad víctimas de alabanza para gloria del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo.
Oración Comunitaria
Llegando ya a la oración tenemos que paralizar todos los deseos,
todas las preocupaciones, todos los pensamientos, para insertarnos en el
único deseo, en el único pensamiento, en la única preocupación que constituye
la razón de ser de nuestro existir y de nuestra estancia en el Monasterio:
Dios, sólo Dios.
Abba Agathón decía: "Cualquiera sea la buena ora que un hombre emprenda,
si es perseverante obtendrá el reposo". Cuánto más la excelente obra de
la oración, hermanas. Y añadía: "Cada vez que el hombre quiera orar sus
enemigos querrán impedírselo, ya que ellos saben que no trabarán su
marcha más que distrayéndolo de la plegaria" Aquí nuestro aguante
hermanas nuestra paciencia. Cuando vayamos a la oración después de que
hayamos pensado durante todo el día que es lo mejor, lo más grande que
podemos hacer, cuando vayamos a la oración, vayamos con el pensamiento
de que vamos sólo a escuchar a Dios, porque no le vamos a oír. ¡Escucharle!,
que sea éste nuestro modo de amarle, de adorarle. Escuchando, esperándole...
Oración Personal
Quien reza tiene las manos sobre el timón de la vida.
Sin oración nos podemos considerar muertas espiritualmente.
Todo el engranaje y el desarrollo de nuestra vida interior o
espiritual lo lleva adelante la oración, ella es la que nos
retorna a las grandeza de nuestro ser, porque es la que nos hace vivir a Dios.
Nos dicen nuestros Estatutos, que la oración, a imitación de María,
la Virgen orante, tenemos que considerarla un don de Dios.
Nos dicen que es un hontanar de gracias que nos llevarán a la unión
con Dios si somos fieles en practicarla, aunque nos sea penoso.
Nos dicen que es el modo de retornar al Padre. Nos dicen que mediante
ella conoceremos a Dios y nuestro origen, y entraremos en la santidad de Cristo.
Nos dicen que si la vivimos bien, venciendo grandes dificultades y siendo
constantes en ella, llegaremos a la transformación divina. Y nos dicen que
es el cauce para recibir la vida de Dios y llenarnos de amor divino.
Por fin nos dicen que, es el fundamento de nuestro amor a Dios y la
señal del amor a los hermanos, a las hermanas pues cuando hacemos
oración de verdad, cuando nos dejamos empapar de Dios, nuestro ser
respira santidad cara a Dios, y caridad o amor cara a la hermana.